Actualmente no suele suponer una sorpresa recibir una invitación de boda porque, mayoritariamente, los protagonistas o sus más cercanos ya nos han sometido a un bombardeo de información al respecto desde una demasiado larga temporada atrás.
No soy partidario de sentar cátedra y, sin lugar a dudas, cada cual es muy libre de hacer las cosas cómo mejor le parezca. Os invito a una simple reflexión a plantearos si es necesario dar la espalda a las tradiciones y costumbres en torno a un tema tan sencillo cómo el de enviar y recibir una invitación de boda.
Hay que tener en cuenta varios factores a la hora de remitir la citada misiva. Fundamentalmente el momento cronológico con respecto a la fecha fijada, el diseño teniendo en cuenta cual es el motivo por el que se invita y el canal a elegir para el envío.
Con respecto al momento cronológico, debemos pensar entre un máximo de seis y un mínimo de cuatro semanas antes del día de celebración del enlace. La gente no tiene la culpa de que empieces a preparar tu boda con meses y meses de antelación cómo quien comienza las obras de construcción de un palacio. Si ya le has contado hasta al quiosquero que vas a casarte dentro de “chupicientosmil” meses es porque tus más allegados y los que no lo son tanto, están hartos de escucharte repetir que vas a cambiar de estado civil en los próximos tiempos. Por lo tanto la invitación es un mero formalismo en la gran mayoría de los casos porque el destinatario suele abrirla tan sólo para ver el diseño, pues sabía de sobra tanto el día cómo el lugar y la hora.
Considero que lo más importante a la hora de contraer matrimonio es tomar la decisión y, a partir de ahí, carece de sentido estar un año, año y medio y hasta dos años haciendo cómo que preparas algo que no requiere más de un par de meses o tres en el más sofisticado de los casos…¡No perdamos el norte!
El diseño más acertado es el basado en la sencillez y elegancia. Tarjeta o tarjetón de un grosor medio con letra clásica y los datos evidentes. Estamos invitando a una boda, no a una fiesta de disfraces. Por lo tanto sobran frases y detalles fuera de lugar a través de los cuales nos creemos más originales que vete a saber quién…¡Es una boda! y ese tipo de licencias son perfectas para otro tipo de eventos dónde encajan de fábula.
ISERIA IMPENSABLE SIN TÍ…
Que el día de mañana, al abrir el cajón correspondiente, no pensemos en el ridículo que hicimos con aquella subida de “originalitis” que no venía a cuento. Hoy veo la invitación de boda de mis padres y es totalmente acertada para ser utilizada actualmente cómo modelo.
Ejemplo clásico
El tarjetón doblado verticalmente por la mitad y ensobrado en un sobre forrado en el mismo tono de la letra utilizada puede ser una base muy aceptable. Si queréis conocer más opciones…¡contactar con Chapó!…Hay bastantes más porque no se trata de que todas las invitaciones sean iguales (sería aburridísimo) pero sí el concepto.
El canal que utilizaremos para que el destinatario reciba la buena ¿nueva? será el correo postal. Y no estamos más en la onda si nos sumamos a la hasta ahora minoritaria moda (por fortuna) de enviar un mensaje de correo electrónico con un archivo adjunto o alguna idea en esa línea…¡que por inventar se inventa mucho!…pero hay que saber para qué momento es adecuado cada invento.
A una mujer le pueden fascinar unos zapatos de Louboutin y son magníficos, pero si se trata de pasar un día en el campo o de visitar un parque de atracciones el calzado apropiado será otro y eso no quiere decir que los Louboutin no sean susceptibles de levantar pasiones.
¡S.O.S.!….Sería una pena que la Mr.Wonderfullmanía perdiese su esencia
Para quienes reciben la invitación lo más importante es tomar contacto en las siguientes 48 horas para dar acuse de recibo a los remitentes y trasladar agradecimiento. La confirmación de asistencia deberá realizarse tan pronto cómo sea posible y si figuran una serie de indicaciones a seguir (tipo de vestimenta, ausencia de niños, etc…) denota ausencia de educación no atender a las mismas. Es además una falta de respeto innecesaria que esta totalmente fuera de lugar. Decide quien invita de la misma manera que quien es invitado decide si asiste o no y, si lo hace, es atendiendo a razones.
La vestimenta apropiada para cada tipo de boda tanto para ellas como para nosotros será objeto de otro artículo de El Blog de Chapó.
Cuando yo iba al colegio se enseñaba Urbanidad. En las Teresianas era una asignatura más. Con nota.
El mundo ha cambiado mucho. Hay personas que hoy se pueden permitir lujos que sus familias no pudieron ni soñarlos.
Hemos pasado de lo exclusivo a unos pocos a ser accesible a todos o casi todos.
Pero….Muchos no saben comportarse.
Ejemplos; van de largo a una boda de mañana. O lucen una pamela por la tarde.
O cosas mucho peores.
Creo que es absolutamente necesario que vuelva la asignatura de Urbanidad.
Lo único que nos iguala es la cultura y la educación.
El dinero no.
Buen artículo.
La urbanidad debería continuar siendo una asignatura obligatoria en la educación de los niños desde bien pequeños,entre otras cosas,porque no es algo reservado a ocasiones especiales sino al día a día.
Urbanidad no es protocolo sino la base del comportamiento social diario.Ahora no se contempla.Incluso se fomenta lo contrario en ocasiones.
El tema de esta semana daría mucho de sí porque traslada el mensaje de que la evolución no implica abandonar tradiciones y dar la espalda a la atemporalidad, a la que me referiré detenidamente en un venidero artículo de El Blog de Chapó.
Muchas gracias
Por cierto la invitación de llorar.
Sí…porque no es original y da demasiada información de la que te espera si asistes a la cita.
La caricatura de un día tan marcado como el de contraer matrimonio.
¡Que parece que se le olvida a más de uno,dos,tres…cien…!
Muy buen articulo Felipe, todo esto es debido a que queremos destacar más que nuestro vecino y si él es cutre y hortera, pues yo a superarlo.
Afortunadamente en los pueblos todavía la opción por la que se decantan la mayoría de las parejas es la tarjeta clásica y tenemos otra costumbre que espero que no se pierda que es la de entregar la tarjeta en mano, normalmente en una visita de la pareja a la casa de los invitados.
Un saludo para todos y un achuchón para la pequeña.
Muchas gracias José.
Estoy absolutamente de acuerdo en que hay un mal endémico que consiste en medirse constantemente con el vecino a pesar y a costa de lo que sea.Es una apreciación muy inteligente por tu parte.
En cuánto a la costumbre que seguís en los pueblos de vuestra zona,¡mantenedla!…las tradiciones no están reñidas en absoluto con el paso del tiempo.
Traslado tu mensaje a esa destinataria tan especial por la que tanto has hecho a petición de su padrino.
Eres una gran persona.
Tus artículos se estan convirtiendo en un auténtico tratado de urbanidad digno de imprimir por capítulos.
Sorprendente Chapó, continúa en esta línea pues además de ofrecernos tus posibilidades como organizador de eventos, nos regalas una guía de protocolo de primera categoría.
Muchas gracias
Chapó es una iniciativa con vocación de servicio marcado en tres grandes líneas: eventos,relaciones públicas y protocolo.
Unidos o por separado.
Esta semana el artículo es una invitación a reflexionar si es necesario rozar el ridículo o incluso hacerlo en los previos de una fecha tan especial como la celebración del matrimonio.
Muchísimas gracias.
Felicidades por acercar un tema tan básico en un momento en el que,mayoritariamente,las plantas estan secas porque se riega constantemente fuera del tiesto.
Este blog es un cóctel fresco,novedoso y apetecible.
¡Chapó!
Gracias por tu comentario Fernando
Me ha encantado Felipe.
Espero con ganas el artículo sobre la etiqueta para asistir a una boda.
¡Veo cada cuadro!
Gracias Jaime.
Trataré el tema cómo ya he apuntado al respecto en las líneas de esta semana.
Hola,
Me encanta este blog es maravilloso!!!
Cuida todo al detalle!!! Enhorabuena
Muchas gracias Nuria