Conocida como «El Cuerpo», fue una de las figuras más importantes del cine en los años sesenta y setenta.
Desempeñando mi labor de relaciones públicas en el aeropuerto de Madrid, una tarde de primavera recibimos en la oficina un telex de la compañía British Airways en el que se anuncia la llegada de Raquel Welch en uno de sus vuelos procedente de Londres en tránsito a Almería. Este tramo final lo haría a bordo de una aeronave de Air Nostrum (Iberia Regional). Pocos datos más salvo la hora prevista, los pasajeros que acompañan a la estrella y el número de vuelo de continuación.
Con la escasa información de que dispongo me sitúo frente al ordenador para comprobar la reserva así como el tiempo que la referida pasajera va a permanecer en tránsito en Madrid. Sabía que la recibiría a pie de avión e intentaría facilitarle los trámites de entrada en España al igual que la llegada al vuelo de continuación. Preparo tarjetas de embarque y contacto con British Airways para confirmar mi presencia en pista minutos antes de que tome tierra el avión. Viene con dos personas, su representante y su asistente personal. Cuando he accedido a la reserva, compruebo que el viaje ha comenzado en Los Angeles con destino Londres. Todos los vuelos con compañías de la alianza aérea Oneworld (American Airlines, British Airways e Iberia). Ese es el motivo por el que, de la atención VIP en el último tramo, nos haríamos cargo algún miembro de la casa.
Cuando me quiero dar cuenta estoy charlando con el conductor que me traslada por pista al avión (confieso que antes me revisé el nudo de la corbata) mientras a nuestra izquierda puedo ver rodar la aeronave de la compañía británica que se dirige hacia el aparcamiento asignado. Quedan escasos minutos y casi no me ha dado tiempo a asimilar que voy a conocer a la protagonista de Hace un millón de años, Kansas City Bomber, Los tres mosqueteros, Fiesta salvaje o El príncipe y el mendigo. Se abre el portón y accedo a cabina donde el sobrecargo sabe a la perfección a quién espero. En cuestión de segundos aparece el comandante quien tiene intención de no perder la oportunidad de despedir a la pasajera que ha llevado a bordo hasta España. Un miembro de la tripulación viene hacia mí desde el área de clase preferente para realizar las presentaciones oportunas y “El Cuerpo” me saluda de manera cercana y amable de la misma manera que lo hicieron sus acompañantes.
Raquel Welch en Hace un millón de años
Fue toda una sorpresa la inmensa alegría que me trasladó la actriz por pisar suelo español. Camino del control de pasaportes le pregunté discretamente por el vuelo y aquel mito del cine de belleza espectacular me respondió con total naturalidad que era un tramo de un largo periplo, el cual no tuvo reparo alguno en compartir conmigo en los minutos siguientes. Una vez más confirmé que los grandes sorprenden por este tipo de detalles.
Busqué mis artimañas para saltarnos la cola del control gracias a la intercesión de un buen contacto que me abrió las catenarias correspondientes y llegamos a la garita policial en cuestión de segundos desde el coche. Nunca olvidaré la frase de ella entonces: <<Adoro la gentileza de los caballeros españoles como usted>>.¿A mí?…¡Siii!…Raquel Welch me estaba mostrando a la persona y no a la artista. Eso queda grabado en mi memoria.
Al otro lado del control, compruebo la información del vuelo de continuación y nos espera un coche que nos trasladará a otra terminal. En ese trayecto me cuenta, ante el asombro de las otras dos mujeres, que ella adora España desde hace muchos años. Viene desde Los Ángeles y ha hecho una escala de horas en el aeropuerto de Heathrow para una importante reunión de carácter profesional. El motivo de hacer escala en Madrid ahora es que no hay vuelo directo desde Londres hasta Almería, dónde la Diputación va a galardonarla en el Festival de cine con el premio “Tierra de Cine” por su contribución a la promoción de esa tierra como espacio cinematográfico.
La actriz rodó en 1968, junto con Burt Reynolds y Jim Brown, Los cien rifles, título clásico del western y cuyas escenas principales se desarrollaron en el desierto de Tabernas, Lucainena y Níjar, enclaves de la provincia almeriense. Tres años después la actriz rodó Hannie Caulder, junto a Ernest Borgnine y Robert Culp, película a la que pertenece una de las escenas que le valieron el título de icono sexual del cine de los años setenta.
Hacemos entrada en la Sala VIP más cercana a los vuelos de Air Nostrum (Iberia Regional) y dispongo una zona tranquila para que pueda estar relajada las más de dos horas que quedan de espera. Me explica entonces que Almería fue el primer lugar que había conocido de la península en los años sesenta, ya que su primer viaje a España tuvo como destino las Islas Canarias. De Almería aseguraba que le había conquistado la luz durante los rodajes…¡Estaba fascinada con la luz!. Incluso me contó que su vinculación con la provincia había llegado a ser muy estrecha y que, efectivamente, había apostado a nivel internacional por la promoción de Almería.
Entre risas me confesó que lo peor eran las nauseas que le provocaban las numerosas curvas de la carretera que llevaba hasta el desierto de Tabernas.
Le venían recuerdos de su padre, que llegó a vivir en la capital almeriense un tiempo. Roto el hielo, la actriz se lanzó a hablar en español, lo cual hizo de manera más que correcta…primero por su admirable inquietud al respecto durante sus estancias en España y también por su ascendencia boliviana. En posteriores ocasiones había viajado a diferentes lugares de nuestro país (Madrid, Palma de Mallorca, Ibiza, Barcelona, Valencia, San Sebastián, Santander, Marbella, Las Palmas y un largo etcétera que recuerda a la perfección) lo cual le había hecho afianzar aún más su pasión por nuestra tierra.
Me retiro para que puedan acomodarse y disfrutar de un ligero ágape y quedamos en reencontrarnos en un rato para dirigirnos al avión con ese destino tan especial para ella. Su asistente personal me dijo sorprendida que hacía tiempo que no la veía tan encantada y habladora. Aquella mujer que me sorprendió tremendamente por conservar la belleza en la madurez y haber sabido cumplir los años sin quedarse anclada en el pasado.
La actriz en la actualidad
Minutos antes de la salida del vuelo volvimos a encontrarnos para entregarle tarjetas de embarque de continuación y recomponer equipaje de mano. El despliegue de maletas facturadas desde Estados Unidos iban directamente hasta destino final gracias a los trayectos conectados por la alianza Oneworld.
En la escalerilla de la pequeña aeronave nos despedimos y cuando me tendió la mano con una sonrisa , correspondí de la misma manera, momento en el cual “ El Cuerpo” tuvo el generoso gesto de cercanía de poner el broche con dos besos en la mejilla. Aquella estrella de facciones perfectas y estilo inconfundible.
¡Hasta pronto!
¡Guaaau!…
Una vivencia muy peculiar.
«Hace un millón de años» es un clásico del cine que siempre estará unido a Raquel Welch.
Son capítulos especiales de tu carrera profesional.
Me encanta leer tu blog
Sin lugar a dudas.
Gracias Amalia
Felipe, Iberia escogió bien a la persona que debía recibir a la artista.
Raquel Welch no besa a cualquiera.
Estaba en el lugar y en el momento adecuados…
Yo fui el primer sorprendido.
Muchas gracias
Que gustazo de experiencia!!!!
Así es.
Una fecha para el recuerdo en la que se aunaron la satisfacción profesional y la personal.
Gracias Nuria